Bipolaridad, sí de eso voy a hablar.
Definido como un trastorno del estado de ánimo caracterizado
por la presencia de uno o más episodios con niveles anormalmente elevados de
energía, cognición y del estado de ánimo.
Descrito así se puede llegar a pensar que es una cosa que
puede padecer todo el mundo, y a eso es a lo que yo voy. Creo que todos tenemos
algo de bipolaridad, no como enfermedad sino como un simple cambio de
comportamiento continuo que puede ser provocado o no por las situaciones que
nos rodean. La verdad es que todos tenemos esos momentos en los que sin saber
por qué exactamente, quizás por un cúmulo de cosas o quizás porque de repente
algo cambia en nuestra mente, nos transformamos en algo que deja mucho que
desear incluso para nosotros mismos.
Pero la mayoría de las veces, son las personas que nos
rodean las receptoras de nuestros cambios de humor, nuestra “bipolaridad” por
así decirlo, y pueden reaccionar de maneras muy diversas, pueden huir,
enfadarse, llorar, reírse, ignorarnos…
Y de cada fase de nuestro comportamiento ¿qué piensan? Lógico
sería que les gustara más una que otra. Pues últimamente se han cruzado en mi
vida varias personas, unas con más importancia y otras con menos, todas tienen esas dos fases y por extraño que
parezca de algunas de ellas me gustan ambas fases. Esto es así porque hay gente
capaz de escribir una preciosa poesía sobre Apolo y Dafne y también un twitt
donde ponga “jodido”(palabra que me repugna) o de decirte lo más bonito que
hayas oído y luego desaparecer casi un mes sin previo aviso.
Y es que sin una fase no existiría la otra, ya que distinguimos
cada una gracias a la existencia de la otra porque están conectadas formando la
personalidad de quien las lleva.
Mila
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